Revolución en la Federación: La ‘ley anti Piqué’ y nuevas normas de transparencia
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha dado un paso firme hacia la modernización de su estructura con la aprobación de nuevos estatutos, enviados al Consejo Superior de Deportes (CSD) para su validación. En la Asamblea Extraordinaria celebrada este lunes, Álvaro de Miguel defendió los cambios como parte de un proceso de adaptación a la normativa vigente, garantizando que se busca fortalecer la gobernanza y la transparencia dentro del organismo.
Entre las modificaciones más relevantes destaca la introducción del voto electrónico en las asambleas, un avance que promete agilizar la toma de decisiones y garantizar mayor accesibilidad a los miembros de la Federación. Asimismo, se han implementado nuevos controles de gastos, una medida destinada a evitar el despilfarro y fomentar una gestión más eficiente de los recursos federativos.
Un golpe a las irregularidades del pasado
Uno de los puntos más llamativos de la reforma es la denominada “ley anti Piqué”, una normativa que prohíbe cualquier tipo de relación comercial entre la RFEF y futbolistas en activo cuando se trate de competiciones internacionales. Esta cláusula responde directamente a los escándalos previos protagonizados por Gerard Piqué y Luis Rubiales en la gestión de la Supercopa de España, un acuerdo que generó un gran revuelo por su falta de transparencia y posibles conflictos de interés.
Otro cambio relevante es que la organización de competiciones en España deberá pasar de manera obligatoria por el CSD, lo que refuerza la supervisión gubernamental sobre los torneos y evita que la Federación actúe sin el visto bueno del organismo regulador.
Elecciones bajo control presidencial
Con la nueva normativa, el presidente de la RFEF tendrá la potestad exclusiva para convocar elecciones de cualquier tipo, ya sea para la Asamblea, la Comisión Delegada o cualquier otro órgano de la Federación. Esta medida, aunque puede interpretarse como un refuerzo del liderazgo presidencial, también levanta ciertas dudas sobre el equilibrio de poder dentro de la institución.
“No es en beneficio del presidente”
Ante las posibles críticas, Rafael Louzán, presidente de la Federación Gallega y figura influyente en la RFEF, quiso dejar claro que estos cambios no buscan beneficiar a la presidencia, sino adaptar los estatutos a la Ley del Deporte. “Nunca he pretendido cambiar los estatutos en beneficio del presidente. Vamos a hacer unos estatutos que beneficien al mundo del fútbol”, aseguró en su intervención.
Sin embargo, la falta de respuesta del CSD a las comunicaciones enviadas desde la Federación sigue siendo un punto de tensión. «Consejos doy, que para mí no tengo», sentenció Louzán, reflejando la frustración por la falta de diálogo institucional.
Un futuro de cambios progresivos
Según Jordi Aparisi, este es solo el primer paso dentro de una serie de modificaciones que se aplicarán de manera progresiva en el tiempo. La RFEF se encuentra en una fase de transformación estructural, con la intención de establecer un modelo de gestión más sólido, transparente y alineado con las exigencias actuales del fútbol español.
Ahora, la última palabra la tiene el CSD, que deberá validar los estatutos y definir si estos cambios marcan realmente el camino hacia una Federación más justa y equitativa.