Raúl Asencio: El diamante que brilla en la defensa del Real Madrid
En el universo blanco del Real Madrid, donde las estrellas no suelen brillar por casualidad, hay un nombre que cada vez resuena con más fuerza: Raúl Asencio. El joven defensor, que emergió desde las entrañas de La Fábrica, no solo ha conseguido abrirse paso en el primer equipo, sino que ha dejado claro que su irrupción en la élite es más que merecida. Tras unas temporadas marcadas por la promesa y la expectativa, Asencio ha derribado la puerta del vestuario del primer equipo con una seguridad y madurez sorprendentes para su corta edad.
Acompañado de Antonio Rüdiger, Asencio ha formado una de las parejas de centrales más sólidas y en forma de Europa. Su desempeño en la reciente eliminatoria ante el Manchester City ha sido la confirmación de que la defensa blanca ha encontrado una nueva joya que se adapta a la perfección a la exigente filosofía de Carlo Ancelotti. Agilidad, fortaleza física, y sobre todo, una lectura de juego que va más allá de la defensa pura y dura, son los sellos de Asencio, un jugador cuyo talento va mucho más allá de lo que puede verse a simple vista.
Pero el joven defensor no es solo un muro infranqueable para los rivales. Su visión de juego y un desplazamiento largo que muchos envidiarían lo han convertido en un elemento clave también en la faceta ofensiva. En su debut oficial con el primer equipo en el Santiago Bernabéu, un pase medido a Jude Bellingham resultó en una asistencia perfecta que permitió al inglés definir “a placer” ante el Osasuna. Un momento que quedará en la memoria de los madridistas como el inicio de una nueva era para el defensor.
“He entrado al campo, no he tardado mucho en asimilar la situación y he visto el movimiento de Bellingham. Es muy fácil jugar al lado de ellos, son los mejores jugadores del mundo y ponen las cosas muy fáciles”, expresó Asencio tras ese primer encuentro en el que la química entre los jóvenes fue clara. Pero esta habilidad no es fruto de la casualidad. Su destreza para encontrar al compañero en el lugar preciso es el resultado de años de trabajo en La Fábrica, donde su técnica de desplazamiento largo fue perfeccionada hasta el punto de poder repetir una y otra vez las diagonales perfectas, tal y como afirma su exentrenador en el Castilla, Raúl González.
No es de extrañar que, en la última cita europea ante el Manchester City, Asencio volviera a exhibir esa cualidad innata que lo convierte en un jugador completo: un pase milimétrico para Kylian Mbappé, quien no dudó en abrir el marcador. Tras el partido, Asencio, humilde y siempre con los pies en el suelo, dejó claro: “Ojalá sean muchísimas más. Mientras pueda ayudar al equipo, bienvenido sea”. La confianza que transmite es inquebrantable, pero lo que es aún más destacable es su tranquilidad para ejecutar con maestría cada acción que le toca realizar, algo que solo los grandes tienen.
Raúl Asencio, con el número 35 en su espalda, parece estar destinado a marcar una era en una de las posiciones más exigentes del fútbol mundial: la de central del Real Madrid. Con una personalidad a raudales, una contundencia que no deja lugar a dudas, una velocidad que supera a muchos en su posición y un desplazamiento de balón digno de los mejores exponentes de La Fábrica, Asencio ha demostrado ser un jugador único. Un talento que, con el paso del tiempo, podría erigirse como una de las grandes leyendas del club.
En el Real Madrid ya no se habla de promesas, se habla de realidades. Y la realidad, hoy, se llama Raúl Asencio.