Opinión | FC BARCELONA | ¡Qué necesario era Rafa Márquez!

Rafa Márquez y Albert Sánchez, en un partido de la pasada temporada / Dani Barbeito

Dicen que la verdadera importancia del trabajo realizado por un profesional se percibe cuando ya no está. Y se le echa de menos. Es el caso de Rafa Márquez y su labor al frente del Barça Atlètic durante dos temporadas. En la última, se quedó a las puertas del ascenso a Segunda División. Tras la derrota en Córdoba, en las mismas entrañas del Nuevo Arcángel, comunicó su decisión de continuar, pero un mes después, Rafa llegó a un acuerdo con el club azulgrana para desvincularse y ser el segundo de Javier Aguirre en la selección de México. La ausencia del excentral se nota ahora con toda su virulencia, con el filial inmerso en los puestos de descenso y una histórica mala racha como local en el Estadi Johan Cruyff que parece no tener final.

Albert Sánchez fue algo más que el segundo de Rafa Márquez durante la etapa del mexicano. Hasta el punto de que fue el propio Márquez quien propuso a Sánchez como su sucesor al frente del Barça Atlètic. Su mano derecha, el encargado de las acciones de estrategia y con un gran peso específico tanto en el día a día de los entrenamientos como en los partidos. Juntos supieron capear los temporales a los que se tiene que enfrentar un filial y más si es el del Barça: la extrema juventud, la convocatoria masiva para las selecciones o las llamadas del primer equipo porque, al fin y al cabo, el gran objetivo y el ‘leitmotiv’ es la formación. A todo ello se sumó una plaga de lesiones.

Todos estos problemas, uno a uno, se han repetido este año. No son nuevos. Se lograron superar porque el ascendente del mexicano fue muy fuerte. Pese a no contar apenas con experiencia previa en los banquillos, su liderazgo en los vestuarios, su carácter ganador y su visión del fútbol infundieron respeto, confianza y credibilidad.

Márquez, en una imagen de archivo con Marc Casadó / Barbeito

Márquez, además, supo captar líderes entre sus futbolistas, referentes para los compañeros de vestuario. El caso más evidente, el de Marc Casadó. Si el mexicano ha dejado un gran vacío, el del centrocampista de Sant Pere de Vilamajor es también descomunal.

Márquez se fue (o el Barça lo dejó escapar) y ya poco se puede hacer con eso. Pero lo que no se puede permitir el club es el descenso del filial azulgrana a la cuarta categoría del fútbol español, porque el presente y futuro de la entidad pasa por la cantera. Y el Barça Atlètic es su equipo más representativo, el último escalón antes de la élite. Se puede debatir si es mejor jugar en Segunda A o en Primera RFEF por aquello del salto de categoría a la hora de subir futbolistas al primer equipo. Lo que no admite discusión es que bajar a Segunda RFEF sería un desastre en todos los sentidos.

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