El Racing busca en Gijón un golpe de autoridad definitivo

Hay partidos en los que el contexto sobrepasa lo estrictamente deportivo. Duelos que trascienden la tabla clasificatoria y adquieren una dimensión emocional capaz de multiplicar su trascendencia. Así sucede cada vez que Sporting de Gijón y Racing de Santander se citan en el calendario. Y este sábado, a partir de las 18:30 horas, El Molinón-Enrique Castro ‘Quini’ será el escenario de una nueva batalla entre dos viejos conocidos, que celebran cien enfrentamientos ligueros en un choque que llega cargado de simbolismo, de urgencias y de contrastes.

Si bien sobre el césped convivirán trayectorias divergentes y aspiraciones opuestas, lo que une a ambos clubes es un respeto mutuo fraguado durante décadas de enfrentamientos, desplazamientos masivos y una rivalidad templada por la cordialidad entre dos aficiones que, pese a los colores, saben convivir. Sin embargo, en esta ocasión, la cortesía terminará cuando el balón empiece a rodar. Porque el Racing defiende el liderato de LaLiga Hypermotion, y en Gijón se juega algo más que tres puntos: se juega la autoridad de quien quiere reinar hasta el final.

Realidades opuestas: un Sporting sin aspiraciones y un Racing desatado

El guion previo al partido dibuja dos escenarios que parecen difíciles de reconciliar. Por un lado, el Sporting de Gijón, undécimo clasificado con 39 puntos, encadena semanas de irregularidad que le han descolgado de los puestos de promoción, situándose a 11 puntos del playoff y con una distancia cómoda de 8 puntos sobre el descenso. Una temporada que comenzó con ilusión, pero que poco a poco ha ido perdiendo color, ritmo y objetivos. Para los asturianos, ganar al Racing serviría más como un acto de reivindicación interna y orgullo colectivo que como un impulso real hacia la zona alta.

En el otro extremo está el Racing de Santander, líder de la categoría con 52 puntos, que vive instalado en el vértigo de la pelea por el ascenso directo. Después de su sólida victoria ante el Elche CF, los cántabros afrontan este encuentro como una oportunidad clave para mantener su ventaja sobre los perseguidores y consolidar una posición de privilegio cuando apenas restan trece jornadas para el final del campeonato.

Y aunque pueda parecer que ambos llegan con necesidades muy distintas, lo cierto es que los últimos cinco partidos arrojan un dato inesperado: Sporting y Racing han sumado los mismos 7 puntos de 15 posibles, lo que confirma que incluso los que lideran atraviesan baches y que las dinámicas pueden invertirse en cualquier jornada.

El Sporting, entre las dudas y la obligación moral de competir

El Sporting llega a este encuentro en un momento complejo, con un vestuario mermado por las bajas y una afición que asiste resignada a una temporada que se apaga sin el premio de los grandes retos. Sin Jordy Caicedo, sancionado, ni los lesionados Lander Olaetxea, Dani Queipo y Jesús Bernal, el técnico Rubén Albés se ha visto obligado a modificar su plan habitual.

Recupera, eso sí, a dos jugadores importantes como Eric Curbelo y Juan Otero, aunque ambos llegan con cargas físicas y sin garantías de estar al cien por cien. La convocatoria incorpora además a Amadou Coundoul, delantero del filial que se estrena en una lista liguera y que refleja las necesidades de completar el banquillo ante un calendario exigente.

Tácticamente, el Sporting podría apostar por reforzar su defensa con una línea de cinco si finalmente regresa al once el serbio Nikola Maras, clave para sostener el eje defensivo. En ataque, la responsabilidad volverá a recaer sobre Dubasin, máximo goleador del equipo, cuya capacidad para explotar los espacios será uno de los principales argumentos ofensivos.

Aunque su situación clasificatoria invite a pensar en un Sporting relajado, el partido ante el líder exige al club gijonés un nivel competitivo alto para no permitir que la temporada quede reducida a una irrelevancia prematura.

Un Racing de Santander sin fisuras, obligado a defender su trono

Mientras tanto, el Racing de Santander afronta la cita con la firmeza de quien sabe lo que se juega y con la convicción de que sumar de tres en Gijón sería un paso clave hacia el ascenso. Con solo dos ausencias confirmadas —Mario García, sancionado, e Íñigo Sainz-Maza, lesionado de larga duración—, el equipo llega con la columna vertebral intacta y un once titular que apenas sufrirá variaciones respecto al que derrotó al Elche.

La única alteración relevante será la de los laterales, donde se esperan las entradas de Saúl y Michelin para suplir las ausencias de Mario y Sangalli, este último pendiente de su evolución tras las molestias sufridas durante la semana.

El Racing mantiene su identidad: un bloque sólido, con equilibrio defensivo y eficacia ofensiva, liderado por los goles de Andrés Martín y Arana, y reforzado por el despliegue de jugadores como Vicente, Aldasoro y Vencedor, capaces de gobernar el centro del campo con criterio y rigor.

Los números respaldan su candidatura: 46 goles a favor, 33 en contra y la etiqueta de mejor visitante de la categoría, lo que convierte su viaje a Gijón en un reto asumido con naturalidad por un grupo que ha demostrado estar preparado para competir en cualquier escenario.

Una invasión verdiblanca pese a las limitaciones

El desplazamiento de la afición racinguista volverá a ser uno de los grandes titulares del día. Pese a las restricciones impuestas desde el club gijonés —que limitó a 570 las entradas oficiales destinadas a la afición visitante— y pese a los elevados precios, se espera la presencia de más de 2.000 seguidores del Racing en las gradas de El Molinón.

Repartidos entre la grada visitante y otras zonas del estadio, los racinguistas volverán a demostrar su fidelidad inquebrantable en un desplazamiento masivo que consolida a la afición verdiblanca como una de las más activas del campeonato.

Las peñas han organizado su tradicional quedada previa en la Plaza Campu La Guía, a partir del mediodía, donde centenares de seguidores se reunirán para compartir la previa del partido, antes de acompañar a su equipo en el estadio.

Un partido con clima festivo… y máxima tensión competitiva

Aunque la relación entre las aficiones es cordial y el respeto mutuo está garantizado, el encuentro ha sido declarado de Alto Riesgo, lo que supondrá un despliegue especial de seguridad para evitar cualquier incidente.

Sin embargo, cuando el balón eche a rodar, la hermandad entre aficiones se silenciará. Porque si hay algo que nadie podrá olvidar el sábado en El Molinón, es que hay demasiado en juego como para hacer concesiones. El liderato, el orgullo y el futuro de la temporada de ambos equipos pasarán por noventa minutos que prometen emociones fuertes y que, como cada vez que Sporting y Racing se enfrentan, dejarán huella.

Porque cuando el liderato está en juego, no hay amigos. Solo fútbol.

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