El Madrid se derrumba ante la superioridad del Barcelona

El contexto parecía favorable para el conjunto blanco. Carlo Ancelotti había dejado claro en la previa la importancia de este título como trampolín hacia éxitos mayores, pero lo que ocurrió sobre el césped fue un auténtico baño táctico del Barcelona, dirigido por un Hansi Flick que supo explotar cada debilidad rival.

Mientras el Barça apostaba por la posesión y control, el Madrid naufragaba entre la duda y la improvisación. El golazo de Kylian Mbappé al minuto cinco fue un simple espejismo, rápidamente contrarrestado por una obra de arte de Lamine Yamal, quien a sus 17 años brilló con luz propia.

El desastre táctico del Real Madrid: ¿Un déjà vu de los primeros galácticos?

La alineación de Ancelotti, con un 4-3-3 suicida, dejó al equipo blanco expuesto ante un rival que sabe jugar sin miedo por el centro. Con Mbappé, Vinícius y Rodrygo desconectados en ataque, el peso defensivo recayó exclusivamente en un centro del campo desbordado. Camavinga y Valverde, en inferioridad de cinco contra dos en la medular, se vieron constantemente superados.

El único que intentó aportar algo de equilibrio fue Jude Bellingham, pero sus esfuerzos ofensivos le impedían ser un apoyo constante en defensa. La ausencia de soluciones tácticas hizo que el Madrid quedara expuesto a un rondito humillante en la segunda mitad, a pesar de jugar con un hombre más.

Lamine Yamal: La nueva joya del Barça brilla como un diamante

Con tan solo 17 años, Lamine Yamal ofreció una actuación de otra galaxia, liderando por primera vez al Barça hacia un título. El joven español fue víctima de entradas desmedidas de un Madrid completamente frustrado, pero lejos de amedrentarse, respondió con carácter. El gesto de levantar los brazos y pedir “más, más”, al estilo de Cristiano Ronaldo, quedó grabado como una imagen icónica de esta final.

La jugada que resume la final

Si hubiera que elegir una escena que encapsule la debacle del Real Madrid, sería el momento en que, con un hombre más en el campo, los blancos fueron incapaces de romper un rondo del Barça. Los de Flick, tranquilos y seguros en defensa, se permitieron humillar a su eterno rival ante los cánticos de “olé” de una afición entregada.

Conclusión: Una brecha insalvable

Esta final deja al Barcelona en un estado de gracia, reafirmado por una superioridad táctica y psicológica que hará eco en los próximos meses. Por el contrario, el Real Madrid no solo pierde un título, sino que ve cómo se agrietan sus cimientos. Si este era el termómetro para medir el potencial de ambos equipos, los blancos tienen un problema que no puede ignorarse. El reloj sigue corriendo, y la temporada no espera

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