Caballero considera tomar acciones legales por las sedes del Mundial 2030

Abel Caballero, el alcalde de Vigo, anunció en una rueda de prensa realizada hoy, jueves, que el ayuntamiento de la ciudad está considerando seriamente la posibilidad de emprender acciones legales contra la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por las circunstancias que rodearon la selección de las sedes del Mundial de Fútbol 2030. Esta declaración surge en medio de crecientes tensiones y controversias relacionadas con la exclusión de Vigo como una de las ciudades anfitrionas, un movimiento que el alcalde describe como envuelto en un «oscurantismo insoportable».

Durante su interacción con los periodistas, Caballero expresó una profunda frustración y descontento con la falta de transparencia y comunicación por parte de la RFEF, y particularmente señaló la conducta de su presidente, Rafael Louzán, quien, según el alcalde, ha mantenido un preocupante silencio a lo largo de todo el proceso. «El único que no habla», afirmó Caballero, implicando directamente a Louzán en lo que él considera un manejo escandaloso de la situación.

El alcalde de Vigo detalló que ha instruido a la asesoría jurídica del ayuntamiento para que explore todas las opciones legales disponibles. «Yo no descarto nada, voy a defender a la ciudad», proclamó Caballero, añadiendo que «enfrente están los ataques de la RFEF, pero respaldados desde instancias políticas». Esta declaración sugiere un trasfondo de confrontación no solo con la federación de fútbol sino también con ciertos sectores políticos que, según insinúa, podrían estar influyendo en las decisiones.

Además, el regidor destacó que la falta de cooperación no se limita a la federación de fútbol. Relató un incidente en el que, tras solicitar la publicación de los documentos y criterios que fundamentaron la selección de las sedes, no recibió respuesta alguna del gobierno regional. En contraste, una carta del conselleiro de Presidencia, Justicia y Deportes, Diego Calvo, aludía a una supuesta «falta de influencia» de Vigo en decisiones de este calibre, mencionando el «partidismo» como un factor.

«Presentamos un proyecto magnífico, extraordinariamente bueno y para competir con los mejores del mundo», aseguró el alcalde, reafirmando la calidad de la propuesta de Vigo que, según él, estaba más que capacitada para albergar un evento de la magnitud del Mundial. Además, respondió a las declaraciones de un concejal de A Coruña, Gonzalo Castro, quien había defendido la rigurosidad del proceso llevado a cabo por la RFEF. «A mí lo que diga un concejal de A Coruña me da exactamente igual, pero ya habrá tiempo de hablar de eso», indicó Caballero, dejando claro su desprecio por opiniones que considera irrelevantes al caso vigués.

La controversia se agudizó aún más con la revelación de que la elección inicial de sedes había incluido a Vigo, pero fue alterada abruptamente en una reunión cuyos detalles permanecen oscuros. Según Caballero, la entonces gerente de la candidatura española, María Tato, admitió cambios en la clasificación de sedes realizados en condiciones poco claras — «en una cafetería» — y con una rapidez que sugiere imprudencia o manipulación.

El alcalde concluyó su alocución con una crítica feroz al manejo de la situación por parte de la RFEF y al aparente temor de Louzán a enfrentar públicamente el escándalo. «Es irrefutable que Rafael Louzán recibió tanto el primer listado, con Balaídos incluido, como el segundo, en el que la ciudad olívica ya no estaba», declaró. A esto añadió que el intento de la RFEF de delegar la responsabilidad en Tato era inaceptable, dado que la reputación y la transparencia de la federación estaban en juego.

«Mentira tras mentira», dijo, refiriéndose a las explicaciones ofrecidas por la federación, que inicialmente citaron razones financieras y luego problemas de aforo para justificar la exclusión de Vigo. Caballero enfatizó la fortaleza financiera de Vigo, que cuenta con unos 140 millones de euros en remanentes, y reiteró que la capacidad propuesta para el estadio de Balaídos era adecuada para el evento.

En resumen, Abel Caballero no solo destacó la falta de claridad y la posible corrupción en el proceso de selección de sedes, sino que también subrayó cómo estos eventos «dañan seriamente la marca España» y socavan la credibilidad global de la RFEF. «El oscurantismo de la Federación es insoportable», concluyó, haciendo un llamado a una mayor transparencia y rendición de cuentas en la gestión de uno de los eventos deportivos más importantes del mundo.

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