Argentina 4 – Brasil 1: el fútbol como declaración de intenciones

Argentina envió un mensaje alto y claro desde el Monumental. No fue solo una victoria, fue un ejercicio de autoridad, de identidad colectiva y de madurez competitiva. La campeona del mundo está lista para volver a escribir historia, y lo hace desde la convicción y la continuidad.

Enfrente, una Brasil desconectada , cuidado de plan y de alma, con figuras individuales incapaces de entenderse como equipo. El contraste fue tan evidente que la diferencia de goles parece incluso quedarse corta .

La idea de Scaloni, consolidada y rotonda

Desde el primer minuto, Argentina impuso ritmo, intensidad y lectura táctica. El doble pivote, con Enzo Fernández y Mac Allister , no solo dio equilibrio, sino que permitió a Thiago Almada y Julián Álvarez jugar entre líneas, atacar los espacios y asociarse con una fluidez que Brasil nunca pudo descifrar.

Álvarez, brillante una vez más, combinó trabajo sin balón y olfato goleador. Su tanto inicial abrió el partido, pero su influencia se extendió mucho más allá. El segundo, una joya colectiva culminada por Enzo, fue el reflejo de un equipo que sabe lo que juega y lo ejecuta con precisión.

Brasil, una orquesta sin partitura

Brasil se mantuvo unos minutos por inercia, por historia, por instinto. Pero Cunha marcó tras un error aislado , no por construcción. Y ni siquiera ese espejismo fue suficiente. A cada pérdida, Argentina sumaba posesión; a cada intento brasileño, respondía con estructura.

Dorival Júnior tiene una tarea descomunal . Reconstruir no solo un equipo, sino una idea. Porque Brasil no defiende bien, no presiona con sentido, y sus individualidades —por mucho talento que acumulen— no encuentran contexto donde brillar.

Simeone y la profundidad de la plantilla

El cuarto gol, obra de Giovanni Simeone , no solo cerró el marcador. Fue una muestra de la profundidad que Scaloni ha construido . Cada jugador que entra, lo hace con un propósito. Cada rol está definido. Cada minuto, aprovechado.

Y eso, precisamente eso, es lo que diferencia a un buen equipo de un campeón .

Fuente