Ancelotti impone disciplina y revierte la situación ante un ataque desordenado

Un Real Madrid más desordenado que nunca en la primera mitad, pero con una reacción clara y contundente en la segunda, logró superar su crisis ofensiva en el Santiago Bernabéu. El entrenador Carlo Ancelotti no tardó en hacerle saber a sus jugadores que, si no se ajustaban al plan de juego, tendrían que enfrentarse a cambios inmediatos. Lo que parecía un caos, se transformó en una victoria por disciplina colectiva y la rápida adaptación de los futbolistas al mensaje directo del técnico.

Con una línea defensiva inédita formada por Lucas Vázquez, Tchouaméni, Asensio y Fran García, la solidez defensiva del Real Madrid fue destacada por Ancelotti, quien reconoció el esfuerzo colectivo en defensa. Sin embargo, a pesar de la implicación defensiva, la creación y el ataque dejaron mucho que desear en los primeros 45 minutos. Vinicius, Mbappé y Bellingham parecían más empeñados en realizar jugadas individuales que en seguir el esquema táctico preparado por el entrenador. El desajuste táctico llevó a que los tres jugadores coincidieran una y otra vez en el mismo espacio, lo que fue un desacierto evidente para el plan de juego.

“O hacemos lo que hemos preparado o habrá cambios de inmediato”, el mensaje de Ancelotti caló hondo en el vestuario durante el descanso. El técnico insistió en que Vinicius y sus compañeros debían abrir el campo y no insistir en encarar por el centro, algo que había desbaratado la estructura colectiva de ataque. Ancelotti fue claro, y el mensaje no pasó desapercibido: unión táctica o perderían la oportunidad de mantener su estructura ofensiva.

Cambio radical en la segunda mitad

La reacción del equipo fue inmediata. Lo que comenzó como un desorden ofensivo, se convirtió en una auténtica exhibición colectiva en la segunda mitad. El Real Madrid se reestructuró, movió el balón con velocidad y aprovechó los espacios por las bandas, donde Rodrygo y Vinicius comenzaron a generar peligro constante. Ceballos, quien se erigió como líder en el centro del campo, fue el motor del juego, distribuyendo con precisión y liderando el juego de ataque. La implicación de Valverde fue clave, corriendo con la intensidad de un superhombre, cubriendo espacios y presionando cuando era necesario.

El plan de juego se cumplió, y el equipo entendió que sin disciplina no habría resultados. Aunque los cambios en el banquillo se hicieron esperar debido a la respuesta colectiva en la segunda mitad, la mejora táctica quedó patente. La profundidad y el dinamismo del juego del Madrid creció de forma exponencial, disipando los temores que habían surgido durante la primera parte.

Lesiones y desafíos para el Etihad

La lesión de Lucas Vázquez, que le apartará del equipo por al menos dos semanas, añade un desafío extra para Ancelotti, quien tendrá que reformular su línea defensiva ante el Manchester City. Sin embargo, el optimismo ha vuelto a florecer dentro del vestuario madridista. Aunque las lesiones siguen poniendo a prueba al campeón de Europa, la respuesta en el campo demuestra que, cuando el equipo juega como un bloque cohesionado, el potencial sigue intacto.

Ancelotti sabe que deberá volver a reconstruir su defensa para enfrentarse a un equipo de la talla del City de Guardiola, pero la confianza con la que los jugadores han respondido en los últimos minutos de la segunda parte es una muestra de que el optimismo sigue vivo en Madrid. Como es habitual en el Real Madrid, las adversidades se toman con carácter, y el equipo está decidido a seguir luchando por la Champions League.

Lo sucedido en los primeros 45 minutos puede servir como una lección, un recordatorio de que, en la élite del fútbol, no hay espacio para la improvisación. Pero con un equipo dispuesto a trabajar colectivamente, los desafíos, por difíciles que sean, siempre se pueden superar.

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